Con forma de cartón espera impaciente, el solitario, que exhala fuego del odio que aspira emanado por los bosques de esta sociedad que todo discrimina, sin tomarse la molestia de ver que tan sucia su propia cocina, al final si no esta a la vista nadie se fija, nadie critica. Se encierra en su oscuridad tapando hasta la mas microscópica grieta de paredes imaginarias evitando claridad, mientras tanto se dedica a vivir su propio mundo de fantasías financiadas en miligramos, los jueves a la noche lo hace en gramos, buscando quizás una señal que le indique “es hora de despertar”. Pues ya ha dormido muchos años siendo que no es ni niño, ni anciano, solo una carga mas muchos diran, sin ni siquiera preguntar "en que puedo ayudar?"; por eso tapas grietas, por eso todo te inquieta, te quieres liberar, caminar sin parar, hasta llegar a encontrar el camino, el que las estrellas han dibujado como tu destino.
Hasta ese entonces con forma de cartón espera impaciente, el solitario, que solo espera que sea la hora de buscar sus remedios del boticario.
